Este virus ataca cualquier tipo de situación social o evento y atenta 100% contra cualquier actividad colectiva y productiva, y el cine y la televisión lo son. Se debió paralizar todo durante la cuarentena obligatoria, que fue larga, por lo que 2020 fue difícil. Desde el Estado se dispuso una suerte de salvatajes o ayudas para las trabajadoras y trabajadores de la industria, sea una subvención surgida desde Netflix para los técnicos de cine, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) o las becas Creación del Fondo Nacional de las Artes. Eso permitió respirar un cierto aire dentro de un entorno crítico.
El año pasado, por la cuarentena, paramos un rodaje en Entre Ríos, lo que hizo que la película “Jesús López” quede sin poder terminar sus dos semanas pendientes, con todo lo que implicaba las contrataciones de técnicos y actores. También teníamos que hacer unas retomas de una película en Misiones en esos días, que no se concretaron. La disyuntiva era si se suspendían los contratos o si se los continuaba y pagaba, como decidimos hacer. Luego se vería cómo se iba a retomar cada proyecto o cómo lo cubría el Incaa. Hace un año estaba deprimida, endeudada, con todo frenado; sin embargo las cosas comenzaron arrancar en octubre, por eso no puedo ver solo la parte del vaso vacío.
La pandemia y el tiempo de los procesos en la actividad, por ejemplo en estas dos películas que estoy terminando, vinieron muy bien. En términos artísticos, porque crecieron en profundidad, y en términos económicos, porque nos permitió seguir buscando y obteniendo financiamiento internacional. Este nuevo escenario nos permitió volver al rodaje con más recursos y prevenciones para no tener contagios. Muchas de las producciones en filmación actualmente son series que tienen recursos para afrontar los elevados costos covid, que a una película independiente le es más difícil cubrir. Por lo tanto corren más riesgos las películas con un financiamiento limitado.
El Incaa no está en su mejor momento. En la actual gestión se anunciaron medidas de ayudas que no se están implementando y hay incertidumbre sobre lo que va a pasar. Un problema que se agudiza en este contexto es la distribución de nuestras películas y las pantallas disponibles.
Este año no estamos parados en el mismo lugar, hay muchas situaciones de avance. El proceso de vacunación no es menor, aunque todavía hay una gran cantidad de contagios, pero las vacunas son una esperanza.
La actividad está pudiendo funcionar con diferentes diseños o esquemas, porque si se cumplen adecuada y responsablemente con testeos y protocolos, se puede producir minimizando el riesgo máximo posible para no tener contagios. En este momento estoy terminando dos películas trabajando de forma remota entre Buenos Aires, Brasil y Francia; antes de la pandemia estos procesos se terminaban presencialmente fuera del país. Pero el ser humano tiene una fuerte adaptabilidad a las nuevas formas de trabajo.
Pensar que se puede continuar, seguir adelante y terminar los proyectos es necesario para el retorno a una nueva normalidad, algo que todos esperamos.